sábado, 25 de junio de 2011

Quiero ser un bote de Colón...

Hoy, mientras ayudaba a mi madre a guardar la compra,… bueno, vale, me habéis pillado, empiezo otra vez.

Hoy, mientras miraba a mi madre guardar la compra, hablábamos sobre la muerte de Colombo (Peter Falk, esto no tiene nada que ver, pero quería dejar constancia, porque es algo que nos ha entristecido) y cuando la he visto con el detergente he recordado algo que echo muchísimo de menos. Sí, amigos, os hablo de EL TAMBOR DE DETERGENTE.

Este antiguo envase es uno de esos objetos que pensamos que siempre estará ahí, pero que, poco a poco, casi sin que nos demos cuenta, desaparece de nuestras vidas, y al final acabamos olvidando algo que formaba parte de nuestra rutina, porque ¿quién no ha guardado sus juguetes en los tambores vacíos de detergente?

En ellos guardábamos el Tente, las canicas, los muñequitos de plástico de indios y vaqueros, los cochecitos, los clicks de playmobil… todos nuestros juguetes y algún que otro secreto.

También lo utilizábamos como timbal, cual pequeños perroflautas, cuando jugábamos a Tarzán y nos tocaba ser un negro de alguna tribu africana.

Navegando por internet he encontrado este tambor de Ariel. ¡38 euros del ala que cuesta!

Me despido con esta canción de Alaska y Los Pegamoides que da título a este post:

1 comentario:

Javi dijo...

Qué bonito recuerdo y qué bien lo has retratado. De pequeño tenía un bote para guardar los juguetes, pero no era de Colón, si no el propio bote de cartón del Mino Bambino, que eran unos bloques de construcción que me encantaban. Hace unos años mi hermano me regaló uno igual que el que tenía. Menuda alegría. ¿No sacó una marca de detergente una edición especial en un bote de cartón como los de antes?

Saludos!